- Un diagnóstico por cáncer de mama tiene un impacto personal, profesional, social y familiar en las mujeres, que van desde la productividad hasta su condición física, y cuyos síntomas se reflejan desde etapas tempranas de la enfermedad.
- Según el Breast Cancer Revealed, en la región la detección temprana se mantiene baja y sigue siendo un reto para la población femenina, principalmente de zonas alejadas a los centros poblacionales donde se concentran los centros de salud.
En Centroamérica y El Caribe la detección temprana continúa como el principal desafío para la atención del cáncer de mama, y con ello, brindar mayor oportunidad de cura a las pacientes. Asimismo, la atención temprana, tiene un efecto positivo sobre el impacto social, económico y emocional de las pacientes y sus familias, así como de la inversión asociada al manejo de la enfermedad en el sistema de salud y en los esfuerzos para alcanzar un modelo de atención en salud personalizada.
El cáncer de mama es el tipo de cáncer más comúnmente diagnosticado y que ocasiona el mayor número de muertes en la población femenina. En el año 2020, según datos del Observatorio Global de Cáncer (Globocan, por sus siglas en inglés) aproximadamente 2.26 millones de nuevos casos de cáncer de mama fueron diagnosticados en el mundo y más de 680 mil mujeres murieron a causa de esta enfermedad.[1]
En Panamá, de acuerdo con el Observatorio Global de Cáncer (Globocan, por sus siglas en inglés), en 2020 la cifra de casos por cáncer de mama fue de 1.076 con 299 muertes.[2]
Estos porcentajes resultan relevantes ya que, la detección en estadios tempranos, generalmente es operable y puede ser tratada con una intención curativa. Se estima que la sobrevida de pacientes con cáncer de mama invasivo no metastásico, en general, ronda el 90% a 5 años y se reduce levemente a 86% a 10 años. No obstante, si la enfermedad ha invadido otros órganos, la sobrevida a 5 años es de aproximadamente un 28%. En todos los casos, la recuperación depende de muchos factores, incluyendo las características propias del tumor de cada paciente y el manejo de la enfermedad.[3],[4]
De acuerdo con la iniciativa latinoamericana Breast Cancer Revealed, en los países de la región, es necesario invertir en herramientas para detección como mamografías, ultrasonidos, resonancias magnéticas, radiografías, ecografías, biopsias y otras soluciones terapéuticas; además, es necesario incrementar la formación y capacidades de los equipos en atención primaria, como primer nivel de vigilancia a pacientes. Si bien algunos países cuentan con programas desarrollados, la mayoría están implementados en ciertas instituciones, con foco en prevención o detección, y se implementan o refuerzan en periodos cortos de tiempo, por ejemplo, en octubre por ser el mes de concientización.
La Dra. Vanessa Campos, gerente Médica de cáncer de mama y ginecológico de Roche Centroamérica y Caribe, explica que “es vital fortalecer a las instituciones con más equipos, recursos, insumos y personal para prestar el cuidado adecuado en todo el ciclo de atención personalizada de los pacientes. Como punto de partida es clave detectar el cáncer de mama a tiempo, principalmente a través de la mamografía, que constituye el método diagnóstico por excelencia y debe realizarse anualmente a partir de los 45 años”.